Perfiles Urbanos
Profesora en Educación Especial

La universidad pública, clave para el futuro de los jóvenes del interior de Misiones: la historia de Natividad Bogarín

Natividad se recibió de profesora en Educación Especial en 2018.
Natividad actualmente trabaja en la Escuela Especial N°6 de Eldorado.
Natividad junto a compañeros durante sus días de estudio
La docencia es un trabajo lleno de creatividad y esfuerzo.
Cierre de las prácticas profesionales de su carrera.

Natividad Bogarín, actualmente profesora en Educación Especial en Eldorado, compartió su paso por la Universidad Nacional de Misiones. Oriunda de Puerto Piray, narró a NOVA los desafíos y la gratificación que le dio la educación gratuita y de calidad.

Natividad Bogarín, a sus 32 años, ha recorrido un camino lleno de desafíos y satisfacciones en su formación y desarrollo profesional como docente en Educación Especial. Su historia no solo refleja su pasión por la enseñanza, sino también su lucha por llevar oportunidades educativas al interior de Misiones, una región donde las distancias y las desigualdades sociales hacen que estudiar sea un desafío para muchos jóvenes. En esta entrevista, Natividad comparte sus experiencias, anhelos y el trabajo que está realizando para acercar la educación especial a más estudiantes.

Natividad describe con gran cariño su experiencia universitaria en Posadas. “Mi paso por la universidad fue muy bueno, los mejores recuerdos son en la facultad”, afirma con entusiasmo. Para ella, la etapa universitaria no solo fue un tiempo de aprendizaje académico, sino también una oportunidad para forjar amistades y desarrollar habilidades de vida esenciales.

A pesar de los sacrificios económicos, como la necesidad de organizar cuidadosamente el dinero, desde la comida, hasta las fotocopias, Natividad destaca la riqueza de esta etapa. “Uno aprende cómo manejarse con los pocos ingresos como estudiante, organizar nuestro poco dinero para que nos alcance, ir al comedor, ponerse feliz por los ´viernes de ravioles´”, recuerda entre risas.

Inicialmente, Natividad comenzó a estudiar ingeniería en la Facultad de Ciencias Exactas, pero eventualmente decidió cambiar de carrera al profesorado en Educación Especial, en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. “No me arrepiento, era lo que me gustaba, el contacto humano”, confiesa. Para ella, la parte humana y las ciencias sociales resultaron más gratificantes y alineadas con su vocación.

Su agradecimiento hacia la universidad pública es evidente. Gracias a su formación, ha podido conseguir trabajo y brindar a su hijo una vida estable. Sin embargo, también expresa preocupación por el futuro de la educación pública, destacando la importancia de que todos los jóvenes, sin importar su situación económica, tengan acceso a una formación universitaria de calidad. “Me parece muy triste no pensar en aquellos jóvenes que quieren estudiar, salir adelante y que tienen ganas de formarse, y eso no se le debería negar a nadie, porque eso hace que crezcamos como sociedad”, enfatizó.

Las diferencias entre estudiar en la capital y el interior

Natividad es oriunda de Puerto Piray, una ciudad ubicada en el interior de Misiones, en el departamento de Montecarlo, una situación que, según ella, marca una diferencia significativa en la experiencia universitaria. Aunque reconoce que estudiar en la capital implica un esfuerzo para todos, considera que para los estudiantes del interior, el desafío es aún mayor. “Nosotros, los del interior, no teníamos a nuestras familias cerca. A veces pasábamos solos, no podíamos ir todos los fines de semana a ver a nuestras familias, a veces no teníamos mucho para comer, pero nos las arreglábamos como sea”, explica.

El esfuerzo de los jóvenes que migran a la ciudad para estudiar no solo es económico, sino también emocional. Adaptarse a la vida universitaria lejos del hogar requiere tiempo y fortaleza. “Al principio, todos los que somos del interior volvemos a nuestras casas los fines de semana, pero ya después, al tercer año, por ahí dejamos de venir tanto”, comenta entre risas.

El desafío de la educación especial en Eldorado

Actualmente, Natividad, es mamá de un niño de 5 años y trabaja en la Escuela Especial Nº 6 de Eldorado, donde dedica sus días a enseñar y acompañar a estudiantes con diferentes discapacidades. Anteriormente, había trabajado en el Centro de Día del Instituto de Discapacidad (CENEMI) y como maestra integradora en la Municipalidad. Su experiencia en distintos roles dentro del ámbito educativo le ha permitido comprender las profundas carencias y desafíos que enfrenta la educación especial en la provincia.

Uno de los aspectos que más la apasiona de su profesión es ver los logros de sus estudiantes. “Es gratificante ver los logros de un buen trabajo, que los padres se emocionan por los avances de sus hijos. Poder ayudar a los niños a lograr objetivos pedagógicos que en el sistema de educación común no se logran”, destacó.

Esta semana, del 1 al 7 de octubre, se celebra la Semana de la Educación Especial, un momento en el que, según Natividad, se busca concientizar a la sociedad sobre la importancia de esta rama de la enseñanza.

Uno de los sueños más grandes de Natividad es poder acercar la carrera de Educación Especial al interior de Misiones, especialmente a Eldorado, donde reside actualmente. “Hay mucha demanda y pocos profesionales”, señala.

Actualmente trabaja en un proyecto para acercar la formación universitaria, para quienes no puedan trasladarse a otras ciudades a estudiar.

Natividad está convencida de que, si el proyecto avanza, marcará un antes y un después para la región. “Iniciar desde la falta de inclusión en las escuelas y la demanda de maestras integradoras es fundamental”.

Para Natividad, la falta de inclusión en las escuelas comunes es un tema crítico. Muchas veces, niños con discapacidades son enviados a escuelas especiales porque las escuelas tradicionales no cuentan con el personal ni la formación adecuada para trabajar con ellos. Su sueño no solo es traer la carrera de Educación Especial a Eldorado, sino también generar un cambio profundo en el sistema educativo, donde se valore y se incluya a todos los niños, independientemente de sus capacidades.

Natividad Bogarín es un ejemplo de perseverancia y compromiso. Su historia de vida, marcada por el esfuerzo de estudiar lejos de casa y su dedicación a la enseñanza, refleja la importancia de la educación pública y el valor de la inclusión. Mientras sigue trabajando en su proyecto para traer la carrera de Educación Especial a Eldorado, Natividad mantiene viva la esperanza de que su iniciativa transformará la vida de muchos jóvenes del interior, permitiéndoles acceder a una formación que, de otra manera, les estaría vedada.

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