Según la denuncia, la implicada también habría rociado con combustible a una joven de 19 años, que resultó ilesa.

La sospechosa fue identificada como Basilisa Cairel, enfermera jubilada del hospital local.

El caso generó repercusión en la ciudad y motivó la intervención de su abogado defensor, Gabriel Rivero Dubil, quien pidió cautela a la hora de juzgar públicamente a su representada.

“No es una criminal. Es una mujer mayor, con problemas de salud, que atravesó situaciones difíciles. Necesita contención, no castigo”, aseguró el letrado.

Conflicto de larga data

De acuerdo al planteo de la defensa, el episodio no fue un hecho aislado.

La mujer vive desde hace años en una propiedad familiar que comparte con otras personas, en medio de un litigio civil que aún está en curso.

“El conflicto viene desde hace tiempo. Las personas que viven al fondo están en su propiedad. Hay discusiones, tensión, reclamos. Todo eso afectó su salud emocional. Pero Basilisa nunca fue violenta”, explicó Rivero Dubil.

El abogado también destacó que su clienta no tiene antecedentes penales y posee arraigo familiar.

“Está profundamente afectada. Es una mujer de fe, con hijos que están dispuestos a cuidarla y recibirla. Lo que necesita es apoyo, no encierro”, indicó.

Por ese motivo, solicitó su excarcelación o, en su defecto, el arresto domiciliario, amparado en su edad, estado clínico y perfil no violento.

“No pedimos un privilegio, pedimos humanidad”, sostuvo.

La defensa busca que Cairel pueda afrontar el proceso penal desde su hogar, bajo control médico y en un entorno familiar. Aseguran que no hay riesgo de fuga ni posibilidad de entorpecer la causa.

“No pedimos un privilegio, pedimos justicia con humanidad. El encierro sería desproporcionado y perjudicial para alguien en sus condiciones”, remarcó el abogado.

Mientras tanto, la causa avanza con la intervención del Juzgado de Instrucción en turno, que deberá resolver si la imputada permanece detenida o puede continuar el proceso en su domicilio.