Victoria González: la diseñadora misionera que transformó su historia en un sueño de independencia y solidaridad




A los 23 años, Victoria González ya vivió tantas batallas que podría escribir un libro. Abandonada por sus padres biológicos y adoptada por una docente y un prefecturiano, encontró en el amor de sus nuevos padres el sostén y la fuerza para perseguir un destino diferente.
Hoy es técnica en Industria, especializada en el sector textil, y emprendedora en el mundo de la moda. Su camino, lejos de ser fácil, estuvo marcado por la resiliencia, el esfuerzo y una idea clara: ser independiente y ayudar a otros a través de lo que más ama, el diseño.
Un comienzo en plena pandemia
La historia de su marca comenzó en 2020, en medio de la pandemia. Lo que empezó como una tesis de carrera terminó convirtiéndose en su primer emprendimiento. Lo llamó Zambezzi DiseñoExclusivo, un nombre que, con el tiempo, se dio cuenta que no era lo suficientemente comercial. “La marca como tal no era vendible por el nombre y fue difícil posicionarla”, recuerda.
Ese proyecto inicial fue un puntapié. Sus primeras prendas fueron vestidos de 15 años y de novia. “Me da una nostalgia muy grande recordar eso. Lo mío siempre fue la alta costura. Una de mis fortalezas y que siento que me hace única es que yo las terminaciones las hago a mano, nada de máquinas. Esto aplica a todo lo que es el cuidado de la prenda. Le doy otro tipo de cuidados con mis técnicas”, cuenta con orgullo.
Reinventarse desde cero
Tras un tiempo, decidió cerrar esa primera etapa, pero no alejarse de la moda. Fue entonces cuando nació su nueva marca, registrada con su propio nombre: Victoria González. Eligió esa identidad porque no quería limitarse a un solo estilo de prenda. Se inclinó hacia la lencería, pero con la mente abierta para seguir explorando otros campos de la moda.
La construcción de este nuevo proyecto no fue sencilla. Con esfuerzo y sin financiamiento externo, empezó a montar su taller, incorporando maquinaria y herramientas de a poco. “Todo fue a pulmón y sin financiamiento externo. Lo comencé todo desde cero”, recuerda.
El desafío se volvió más grande con la apertura de las importaciones. “Cuando llegó la apertura a las importaciones vi que era el momento de parar la pelota. Una emprendedora que recién se inicia no tiene manera de competir con la producción a gran escala y grandes mayoristas. La diferencia económica es muy grande y la competencia desaparece”, explica.
El motor de un sueño
Victoria no solo piensa en la moda como una salida laboral. Su historia personal la marcó para siempre. Creció con la convicción de que quería ser independiente, de que debía construir su propio camino. “Desde chica comencé a tener ese pensamiento de total independencia. No quería depender de nadie. Mis ideas de emprender pasan por ahí: por la independencia y también porque sueño con tener una empresa que pueda financiar causas sociales y solidarias. Un sueño es abrir un orfanato para niños en situación de calle como me tocó vivir a mí y a mis hermanos”.
La figura de su padre adoptivo, prefecturiano y emprendedor, fue fundamental en su formación. “Él fue quién me daba los consejos de emprender, de pensar como empresaria y de manera más estratégica. Me hablaba para tener ideas más propias y arriesgadas más que para ir a lo seguro”, rememora.
Ese consejo se convirtió en guía: arriesgarse, crear y soñar en grande.
La Ruta del Diseño y nuevos desafíos
Victoria sueña con ser parte de la Ruta del Diseño Misionero, un espacio que visibiliza el talento de los creativos locales. “Me tomé el tiempo para relanzar la marca de manera posicionada como diseñadora de modas para poder, por ejemplo, dar este tipo de charlas y contar mis experiencias”, dice con una sonrisa.
Su mirada va más allá de la costura. Ve la moda como un medio de comunicación y de conexión personal. Por eso, organiza el primer evento de una serie que busca transmitir esa visión. El encuentro será el 12 de septiembre a las 21 horas en Posadas Wine.
Moda con identidad y valores
Victoria describe el evento como mucho más que un desfile. “Este será el primero de una serie de eventos. No se trata de una simple cata con un desfile de modas. La idea principal es conectar con el estilo personal de cada una de las personas que asistan. El estilo personal es totalmente único y se trata del quién sos desde tus valores, talentos, aquello que te hace única y quién querés ser”, explica.
Para ella, la moda no se trata de lo que está bien o mal, sino de autenticidad. “La idea es comunicar que no existe una buena o mala imagen, sino una efectiva o no efectiva. Es la principal característica de este evento”, asegura.
Además, se propone brindar una masterclass que ayude a las asistentes a reflexionar sobre la imagen que proyectan. “Es una masterclass para ver y reconocer dónde está parada cada una de estas asistentes, y qué comunicas a través de esa imagen que proyectas”.
Una joven que inspira
Victoria González no solo diseña prendas; diseña su vida con la misma paciencia y precisión con la que hace las terminaciones a mano. Su historia, marcada por la adversidad, hoy se convierte en un motor de inspiración para otros jóvenes que sueñan con emprender.
A los 23 años, con su marca en crecimiento, su taller en marcha y un evento que busca redefinir la forma de vivir la moda, demuestra que la resiliencia, la creatividad y la solidaridad pueden entrelazarse en un mismo hilo.
Lo que comenzó como una tesis en plena pandemia hoy es un proyecto de vida que aspira a transformar realidades. Y, sobre todo, a recordarnos que la moda también puede ser un acto de amor y de esperanza.