Durante el tiempo que duró el secuestro, los captores mantuvieron contacto directo con la familia, a la que enviaron mensajes intimidatorios y una fotografía en la que se veía a la víctima con un arma apuntando a la cabeza. En los mensajes, redactados en portugués y enviados a través de WhatsApp, exigían el pago de 200 mil dólares y advertían:

“Su madre está secuestrada. Tenés hasta medianoche para pagar 200.000 dólares. Yo te llamo. Si avisan a la Policía, la mato”.

Fuentes vinculadas a la investigación señalaron que la familia habría accedido a pagar una suma antes del plazo fijado por los delincuentes, lo que derivó en la liberación de la mujer cerca de las 0:30. Fue abandonada sobre la avenida Libertad, a poca distancia de la vivienda de sus allegados.

Un motociclista que pasaba por el lugar la auxilió y trasladó hasta su domicilio, donde fue contenida por familiares y asistida por personal de salud y efectivos policiales. La víctima no presentaba lesiones visibles, aunque se encontraba en estado de shock.

La investigación está a cargo del juez federal Marcelo Cardozo, con la intervención técnica de Gendarmería Nacional, por tratarse de un delito de competencia federal. Se espera que en las próximas horas se analicen registros telefónicos y cámaras de seguridad para identificar a los autores del hecho y determinar si existen vínculos con organizaciones criminales que operan en la zona de frontera.

Las autoridades judiciales manejan el caso con estricto hermetismo, mientras la víctima continúa bajo acompañamiento psicológico y la familia permanece protegida por las fuerzas de seguridad.