El primer golpe se dio en Bernardo de Irigoyen. La Comisaría local detectó un Fiat Uno robado minutos antes en Dionisio Cerqueira, Brasil. Tras patrullar zonas consideradas de “tránsito caliente”, los agentes ubicaron el auto en el barrio Tránsito Pesado. El propietario, un ciudadano brasileño que había denunciado el robo alrededor de la 01:30, reconoció el rodado de inmediato. La restitución se realizó siguiendo los protocolos binacionales habituales.

El segundo episodio ocurrió horas después en San Antonio. Personal del Comando Radioeléctrico XII visualizó una Renault Duster perteneciente al Gobierno del Estado de Paraná. Al ser interceptado, el conductor escapó hacia Brasil por un camino costero, dejando abandonado el vehículo a orillas del río San Antonio. Según fuentes policiales, el hombre cuenta con un extenso historial delictivo. El rodado quedó secuestrado a la espera de los trámites formales para su devolución.

La tercera intervención se produjo en el marco del Operativo Prevención de Delitos. Allí, los efectivos secuestraron otro Fiat Uno, esta vez con pedido activo por robo en Guarujá do Sul, Santa Catarina. Allí arrestaron a los cuatro ocupantes: tres brasileños de 26, 35 y 39 años y un argentino de 39. Todos estaban armados con cuchillos y serían parte de una estructura dedicada al traslado y venta ilegal de autos en la línea fronteriza.

Los cuatro sospechosos quedaron a disposición de la Justicia. Mientras se analizan sus antecedentes, se investiga si participaron en otros hechos similares ocurridos en el corredor limítrofe, una zona históricamente utilizada por bandas que operan a ambos lados de la frontera.