En lo que va del 2021 en Argentina, hubo un total de 142 femicidios. Según indicó la organización MuMaLá-Mujeres de la Matria Latinoamericana, una mujer es asesinada por violencia de género cada 40 horas. Como consecuencia de los crímenes 151 niños, niñas y adolescentes quedaron sin madre.
Este es el caso de Claudia Dino de 27 años, madre de cuatro pequeños que vieron cuando Daniel Omar Salvayot de 21 años, pareja de la joven. La asesinó de una puñalada en el pecho la noche del 15 de septiembre de 2018 en la localidad de San Martín.
Salvayot fue condenado el 28 de septiembre de este año por “homicidio doblemente agravado por la relación de pareja y por mediar violencia de género”. El hombre se declaró culpable en un juicio abreviado y firmó el acta de acuerdo con la máxima pena carcelaria, como autor penalmente responsable del crimen que dejó a toda una familia destrozada.
“Es lo mínimo que uno puede esperar de la Justicia para un desgraciado como ese. Yo no me voy a conformar nunca porque un tipo así no merece existir en la tierra. ¿Quién me devuelve a mi hermana? ¿Quién le da una segunda oportunidad?”, cuestionó el hermano de la víctima, Carlos Dino.
"Ojalá nunca más pase algo así, solo el que atraviesa por una situación similar sabe lo mucho que se sufre. Por eso digo que uno nunca está conforme porque no es el asesino de mi hermana solamente, sino de todos nosotros, de la familia, de los hijos que nunca más van a poder estar con su mamá", lamentó.
3 de los hijos de Claudia fueron revinculados con su papá biológico, mientras que la nena más chica está al cuidado de una abuela en Aristóbulo del Valle
Vivir después de la pérdida
"¿Dónde puedo pedir para que la traigan de nuevo? ¿Existe esa posibilidad? Ni acá ni en ningún lugar del mundo va a suceder eso. Con Bruno y tu familia hicimos todo lo necesario para que se te haga justicia. Pero ese hueco que dejó tu partida, no lo llena nadie", escribió en redes sociales la amiga de Fiorella Itato Agham de 20 años.
Fiorella fue asesinada entre la noche del 28 de febrero y madrugada del 1 de marzo de 2019. Por ello fue condenado a perpetua su ex pareja, Leopoldo Agustín Borovski de 23 años, fue condenado a prisión perpetua por el Tribunal Penal Uno de Oberá el 23 de septiembre de este año.
Estos datos coinciden con el relevamiento que realizó la organización MuMaLá-Mujeres de la Matria Latinoamericana, donde revelaron que en el país, en la mayoría de los casos el femicida era la pareja o expareja de la víctima.
Pese a que ya lo había denunciado y que estaba vigente una restricción de acercamiento mutua, Fiorella falleció estrangulada con un cable a manos de Borovski, quien luego descartó su cuerpo en un yerbal en San Vicente.
Tragedia anunciadas
Según los datos registrados por MuMaLá, el 24 por ciento de mujeres víctimas de femicidios en Argentina, habían denunciado a su agresor previamente, mientras que el 15 por ciento tenía orden de restricción de contacto o perimetral y el 2 por ciento botón antipánico.
Esta misma situación vivió Ruth Gómez, quien a la edad de 17 años fue asesinada por su concubino Ariel Ángel Duarte de 26 años, al cual varias veces había acusado de haberla golpeado, y según declaraciones, se había presentado a denunciarlo pero que no la tomaron en serio por ser menor.
Duarte fue condenado a prisión perpetua esta mañana por el Tribunal Penal 1 de Eldorado por el hecho ocurrido el 22 de julio de 2018 en Puerto Iguazú. Tras varias semanas de retraso por diferentes pericias balísticas que buscaban determinar con exactitud a qué distancia se cometió el disparo.
El femicida había alegado desde un principio que Ruth fue quien había sacado el arma y efectuado el disparo, en un contexto de una discusión que terminó en forcejeo. Sin embargo, esta mañana, lo sentenciaron con la máxima pena por “lesiones leves, calificadas en concurso real, por homicidio agravado por situación de pareja, violencia de género (femicidio) y el uso de un arma de guerra”.
Antes de escuchar el veredicto, Duarte, hizo su descargo ante los jueces. Dijo que “tenían una relación tormentosa y que Ruth le decía siempre que su único apoyo era él”. Admitió en cambio que se “siente culpable de no haber hecho algo para evitar este desenlace”.
“Me siento un inútil, un cobarde, por no haber evitado lo que pasó”, fueron las últimas palabras que esbozó el acusado ante el Tribunal.
Parientes de la víctima escucharon el veredicto en el recinto y celebraron el fallo. Rosana Gómez, tía de Ruth, expresó a la salida del Tribunal que “es lo que esperábamos. Con esta condena no le podemos traer a sobrina de vuelta, pero por lo menos se hizo justicia”.
