Esta vez, se trata de un ejemplar de ocelote, la cual, tras los resultados de la necropsia, se supo que estaba preñada. Lo sucedido se informó a través de un posteo en las redes personal de la organización Güira Oga, la cual lamentó la enorme pérdida y volvió a apuntar a la falta de controles y la irresponsabilidad de los conductores.

Señalaron nuevamente la importancia de respetar las velocidades máximas al recorrer las rutas que atraviesan las áreas protegidas, no solamente las del Parque Nacional Iguazú, sino de cada uno de los parques provinciales.

“Ayer finalizamos el día con una triste noticia. Nuevamente el no respetar las velocidades en el Parque Nacional Iguazú se cobra una vida, en este caso un ejemplar de ocelote (Leopardus pardalis)” explicaron.

Se trataba de una hembra preñada. Luego de fallecida, el equipo de veterinarios del Refugio realizó una apertura de emergencia para evaluar la viabilidad de la cría. El útero se encontraba desgarrado como así la pared abdominal y la cría se encontraba en el subcutáneo.

“El sentimiento de dolor e impotencia que genera en todo el equipo del Refugio Güira Oga, no tiene palabras, más cuando fue un accidente que respetando las velocidades se pudo haber evitado”, declararon desde la organización.

Según las estadísticas del refugio, al menos 5.000 animales son atropellados por año debido a la imprudencia de los conductores, se estima que un buen porcentaje de estas pérdidas son provocadas por vehículos locales.